LA UNIÓN EUROPEA ES UNA SECTA DE ASESINOS
El "vergogna" de Bergoglio me parece muy insuficiente. Aunque lo diga al cuadrado. Lo de los muertos y los vivos permanentemente apilados como GANADO EN LAMPEDUSA no tiene nombre. Bueno, sí lo tiene: UNIÓN EUROPEA IRRESPONSABLE, NAZI Y ASESINA... Los cadáveres de inmigrantes no cesan de llegar a esa isla entre dos mundos, amontonándose: 8.000 desde 1.990. Igual que se amontonan en pésimas condiciones y sin solución los vivos: 30.000 en lo que va de este año, 50.000 el año pasado. La infame UE lleva permitiendo esta situación inhumana desde hace décadas, haciendo oídos sordos, mirando hacia otro lado, manteniendo el silencio.
En los siglos XIX y XX, Europa sumió a África en la miseria, destruyéndola. Y hoy la sigue destruyendo...
Fuente: Nuovo Paesesera
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UNA CANCIÓN DESDE EL EXILIO
I.
(...)
Aquí estoy, pues,
En una tierra extraña,
Entre un pueblo extraño,
Gallo solitario en la paradera.
De pie en la entrada,
Frío y solo,
Con tierra de mi pueblo
En un amuleto de piel
Con fotos y un mechón
De la mujer que amaba.
Un cobarde ha abandonado su casa
Y la batalla.
Aquí, en esta guarida,
Lejos del calor,
Los llantos de los niños
Y el dolor de las viudas,
Del balido de las ovejas
Y el chirrido de los grillos,
A salvo de los lobos
Y el perro de caza.
Lejos de mi madre.
Lejos incluso
De sus bulliciosas calles,
De whisky y el hielo
Y el sudor de los cuerpos
Las blasfemias de las putas
Y el himno del hachís.
Aquí donde el frío me congela la
Sangre de los ojos.
Las miradas me marcan la frente como
Un hierro candente.
Aquí, frío y solo.
Calado hasta los huesos,
Con mi rabia y mi vergüenza,
Sólo me queda el recuerdo
Para abrigarme.
(Olu Oguibe, Ninguna tierra es la nuestra)
.
I.
(...)
Aquí estoy, pues,
En una tierra extraña,
Entre un pueblo extraño,
Gallo solitario en la paradera.
De pie en la entrada,
Frío y solo,
Con tierra de mi pueblo
En un amuleto de piel
Con fotos y un mechón
De la mujer que amaba.
Un cobarde ha abandonado su casa
Y la batalla.
Aquí, en esta guarida,
Lejos del calor,
Los llantos de los niños
Y el dolor de las viudas,
Del balido de las ovejas
Y el chirrido de los grillos,
A salvo de los lobos
Y el perro de caza.
Lejos de mi madre.
Lejos incluso
De sus bulliciosas calles,
De whisky y el hielo
Y el sudor de los cuerpos
Las blasfemias de las putas
Y el himno del hachís.
Aquí donde el frío me congela la
Sangre de los ojos.
Las miradas me marcan la frente como
Un hierro candente.
Aquí, frío y solo.
Calado hasta los huesos,
Con mi rabia y mi vergüenza,
Sólo me queda el recuerdo
Para abrigarme.
(Olu Oguibe, Ninguna tierra es la nuestra)
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